domingo, 13 de marzo de 2011

eos

1. Aparece poética por cualquier rincón de la Ilíada, siempre rosácea, aurora -'eos'-, la de rosáceos dedos. También en la Odisea.
De la misma manera que luce vinoso el omnipresente ponto (il mare colore di vino que tan certero captó Sciascia).
Ahora se ve como en la foto, ese amanecer en verde y boreal. Nada que ver con la ceguera de Homero.


2. De por vida y para siempre, nada. Ni la propia vida.
Así es siempre, y para toda la vida.

4 comentarios:

  1. ¡Muchas, muchas gracias por tu comenatario en el Blog!
    ¡Hermosa imagen!

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  2. Afortunadamente nada es para toda la vida. Sería todo tan previsible y tan aburrido. Aunque, para terminar con una contradicción como la de su texto: “nunca digas nunca”.
    Muy buena esta entrada.

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  3. Tremenda fijación la eternidad, sin duda sobrevaloramos que las cosas duren por siempre.
    Hasta que la muerte los separe, y andan caminando parejas silenciosas con miradas grises.
    Ingeniosa frase laberíntica.
    Saludos

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  4. Eos. Mencionada por los poetas Homero y Hesíodo, es la diosa de la aurora en la mitología griega. Hija de Hiperión (el fuego astral) y Tea (diosa de la vista) es una descendiente del linaje de los Titanes, y una de las pocas diosas preolímpicas con preeminencia posterior.

    Eos, o “la de sonrosados dedos” según Homero, es hermana de Helios (el sol) y Selene (la luna) y se suele representar como una mujer muy bella y melancólica subida a un carro tirado por caballos, abriendo las puertas del infierno y precediendo la salida del sol en la mañana.

    Fruto de su unión con Astreo, es la madre de los cuatro vientos: Bóreas, Céfiro, Euro y Noto, así como de los planetas y Eósforo, el lucero del alba.

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