De la misma manera que luce vinoso el omnipresente ponto (il mare colore di vino que tan certero captó Sciascia).
Ahora se ve como en la foto, ese amanecer en verde y boreal. Nada que ver con la ceguera de Homero.

2. De por vida y para siempre, nada. Ni la propia vida.
Así es siempre, y para toda la vida.
¡Muchas, muchas gracias por tu comenatario en el Blog!
ResponderEliminar¡Hermosa imagen!
Afortunadamente nada es para toda la vida. Sería todo tan previsible y tan aburrido. Aunque, para terminar con una contradicción como la de su texto: “nunca digas nunca”.
ResponderEliminarMuy buena esta entrada.
Tremenda fijación la eternidad, sin duda sobrevaloramos que las cosas duren por siempre.
ResponderEliminarHasta que la muerte los separe, y andan caminando parejas silenciosas con miradas grises.
Ingeniosa frase laberíntica.
Saludos
Eos. Mencionada por los poetas Homero y Hesíodo, es la diosa de la aurora en la mitología griega. Hija de Hiperión (el fuego astral) y Tea (diosa de la vista) es una descendiente del linaje de los Titanes, y una de las pocas diosas preolímpicas con preeminencia posterior.
ResponderEliminarEos, o “la de sonrosados dedos” según Homero, es hermana de Helios (el sol) y Selene (la luna) y se suele representar como una mujer muy bella y melancólica subida a un carro tirado por caballos, abriendo las puertas del infierno y precediendo la salida del sol en la mañana.
Fruto de su unión con Astreo, es la madre de los cuatro vientos: Bóreas, Céfiro, Euro y Noto, así como de los planetas y Eósforo, el lucero del alba.