Estoy viendo, no sin pena, cómo diputados y dirigentes del PP convierten nuestras Cortes en un deplorable espectáculo que degrada más aún la imagen y el prestigio -aquí vale lo de justos y pecadores pagando por igual- de quienes tienen como obligación ser depositarios de la soberanía popular, y ejercer con dignidad esa representación.
Castilla-La Mancha no se merece este trato ni a los dirigentes de esta derecha, que no es responsable ni de orden. Paladines del desgobierno que aspiran ni más ni menos que a gobernarnos.
En democracia hay líneas (no diré que rojas, por no molestar) que no se deben traspasar.
Iba a decir que son la triste representación de la España de cerrado y sacristía pero para eso tenían que tener alguna pasión lectora. La vieja partida de la porra no pierde nunca pie en nuestro país.
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