Al final la vida se resume en un puñado de afectos que acompañan nuestros días junto a ese especial alijo de ternura que vamos atesorando pacientes con los años. Cuentan también las canciones, quizás no más de una decena, y los poemas que se dicen de memoria, siempre incompletos, ¿cinco, tal vez seis?. Y los recuerdos que evocan unas luces a lo lejos, la memoria del padre, los amores ya idos . No me salen, sin embargo, las cuentas de las pérdidas, ésas que son ahora olvido. Puede que porque sé que no las habrá de aquello que realmente importa.
Estás sola en ti, debajo de tu luz, llorando.
Hay un pétalo herido en tu rostro.
Fluye
tu llanto en mis venas. Tú
eres mi enfermedad y tú me salvas.
(Antonio Gamoneda, de Cecilia)
Llega el momento del verano que tan largo fue en la infancia y tan corto es ahora. Del huerto de los amigos salen tomates a cientos que nos entretienen en la fabricación de pisto. Y esto es la vida: hacer, esperar y hacer y volver a esperar para volver a hacer.
ResponderEliminar