El castillo de Montizón está en el término municipal de Villamanrique, el pueblo que celebra unas Jornadas en honor y recuerdo de su más ilustre, el poeta Jorge Manrique. El castillo se alza en la raya, y el río Dañador -¿he hablado ya de su nombre extraño?- separa dos tierras que son en verdad una sola, difícil distinguir allí dónde Castilla y dónde la Andalucía que podria ser Mancha. Tierras de mirar lejos sin nostalgia.
A las Jornadas acudo, y me encuentro con que no quiere faltar a su clausura la virgen de Mairena, que acostumbra a ser traída desde La Puebla del Príncipe el primer domingo de mayo. Las lluvias no lo permitieron entonces y llega una semana más tarde. Y así, procesión y poesía se dan la mano, y los premios se reparten dos veces. Y así parecen más llevaderas las despedidas, las de Juanjo y Tere, que así les siguen llamando a pesar de sus setenta más que cumplidos.
Juanjo es jornalero, peón que siempre quiso tener a mano un libro. Hoy, sus tres nietas son su orgullo: tituladas las tres, una doctora, dos ingenieras. Y Tere, un prodigio de memoria, se emociona con la dedicatoria de otro libro, en el que quien fuera uno de sus alumnos la recuerda como la maestra que le enseñó a distinguir cuándo la luna crece de cuándo mengua.
Los poetas -ellas y ellos- del grupo poético Guadiana recitan sonetos de memoria. Alguno bien podría parecerse a los que Quevedo escribiera en pueblo bien cercano. No en vano andamos por tierras de versos y poesía, y al encuentro de poetas nos encaminamos a la tarde.
El pueblo entero disfruta de una comida al sol de la plaza, encerrada por los puestos de un mercadillo que dicen medieval. Casi en el centro, un particular tiovivo ('los caballitos', decíamos) que se mueve pausado por la acción de unos pedales.
El poeta, guerrero sin fortuna, recuerda en coplas a su padre y nos advierte. Y se hace inmortal. Tan callando...
Las mujeres, con atavíos de época, se ufanan de haber dado de comer a un pueblo entero. Son, me dicen, la Asociación -de Mujeres, claro- más activa de Vallamanrique. Juan Pedro, el joven alcalde, no puede ocultar su particular contento, que en la foto se le notará. Seguro.
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