Espectador en campaña. Día dos. 11 de junio
Pocos ecos de la campaña me llegan hasta este rincón donde la
televisión está respetuosamente apartada.
Hablan en la prensa de
que los hay que quieren -dicen- hacer de la patria el centro de su
discurso, y del enfado de los que no han tenido tamaña ocurrencia
(más los que se la ven con mirar la correa del reloj) y corren a
vocear. No sea que se la quiten. La patria, no la correa.
Y dice
para sí el espectador si no será mejor que, por no ser de nadie, lo
sea de todos. Incluso de los que hemos llegado con el tiempo a la
convicción de que la patria verdadera es, efectivamente, la
infancia.
Leo que andan teorizando sobre la cuarta
socialdemocracia. Lo cuentan, al parecer, los que saben de cuentas, y
eso aunque se ganen un suspenso retroactivo al hacer comulgar con tal
doctrina a quienes propugnaban el fin del capitalismo.
Y también
se enfadan, y mucho, los que dicen ser (y serlo) de siempre.
¡Faltaría más!
Y piensa el espectador si no debería haber
alegría por ver cómo vienen otros a sumarse a la defensa de tan,
por lo que parece, codiciada posición ideológica.
De lo que no
oigo hablar es de ese estudio sesudo que dice que el uno por ciento
(1%) de la población del mundo detenta más del cuarenta y siete
(47%) de la riqueza mundial. Y que la cosa ha avanzado en estos
últimos cinco años: cada vez es mayor la riqueza que se concentra
en menos manos.
Y ya que la socialdemocracia (¿la segunda?, ¿la
tercera?) contuvo antaño el empuje casi irresistible de la
desigualdad, ¿será esa la razón de su atractivo hoy?
Pues no
sabría decirles si darán razón los que se declaran y los que se
quejan de aquí a que acabe la campaña.
Tampoco oigo que digan
nada ni los otros ni los unos del proyecto de la Unión Europea para
ir reduciendo la brecha entre las habilidades -competencias, diría
un servidor- del personal y las que requieren los nuevos oficios.
No
sé si por estar la estrella europea de capa caída -razones no
faltan- o porque se trata de la educación, nadie dice ni mú. ¿O
esperarán al debate estelar 'a cuatro'?
Estoy seguro de que en
los encuentros que no ofrecen titulares andará mi querido Gabilondo
-don Ángel, que no es candidato- hablando de la cosa.
En lo local, valientes las mujeres que se conjuran contra el no
saber y el miedo, casi siempre juntos, para vencer mejor al cáncer
que amenaza sus mamas. No sé si, de paso, habrán ajustado cuentas
con los precios de la medicación.
No ha podido estar este espectador donde debía. Allí donde esta
noche se recordaba al compañero de vida de una muy querida compañera
de afanes y de sueños.
Tarde me ha llegado la amable invitación,
y otros requerimientos me mantienen lejos de donde se ejerce la
solidaridad del recuerdo. Que debería ser campaña
permanente.
Habría ido, de poderme organizar. Y no habría podido
resistirme a mirar, aun de reojo, si la hornacina que corona la
escalera noble del laico Ayuntamiento sigue ocupada.
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