Prevención. Anoche, paseando casi donde el azar me quisiera llevar, me encuentré con el periodista lúcido que fue capaz de plantar cara a los terroristas con la mejor -¿la única?- de sus armas, la palabra. Hace unas semanas lo vi en Madrid, y entonces no quise saludarle: entiendo el agobio que debe sentir y respeto su derecho a pasar tranquilo como cualquiera. Pero ahora, y aquí, no lo dudo y le digo mi felicitación.
Me dice el periodista que está de fin de semana, y pregunta qué de mi. Se lo digo, se alegra y me previene. Afable, se despide. Parece que se encamina a la escalinata que más recuerda a España.
Prima. De primera, y de antes de. De B. Bertolucci -repasaré despacio su cine- me quedó aquella Prima della rivoluzione, un tiempo que se quedó quieto para siempre, y hoy sigue siendo -como ayer- un tiempo antes. Más: el tiempo que anuncia el aguacero que se llevará por delante los logros todos de todas las revoluciones. ¿Será tiempo entonces para volver a empezar?
Bertolucci comenzó siendo ayudante de P.P. Passolini -tres grandes piezas-, y ya nos advirtió de que los pobres muoiono prima. Es decir, que mueren antes.
Pero son, en estos días, muchas más las primeras de primera: veces, cosas, palabras, personas, encuentros, recuerdos... Incluso algunos reencuentros que saben a enteramente nuevos, incluso recuerdos de lo no vivido antes, de los que el poeta amigo llamaría los años sin nosotros, tal que el sabor de un gelato perdido en el pasado y que nunca podré saborear. En estas tierras donde sapore y sapere son a veces tan lo mismo.
Pasión. Vida. Descubrimiento: Pietra Montecorvino. Como el calor que sofoca y que invita.
Como la sonrisa del niño*, oferente y algo pícara, tan parecida.
*(para verla es necesario esperar hasta el final)
Si la Carta que puso fin a nuestra revolución se modifica a la velocidad de la luz y sin contar con los revolucionarios pasados y presentes... Sí, será tiempo de volver a empezar.
ResponderEliminarQuiero verla!!!
ResponderEliminarme contagió ganas de vivir...!