Con tonos grises, como los de aquellos años de frío y plomo, podría ser una escena de mi Madrid del 71, del 72, del 73... de aquella que llamamos Ciudad Universitaria. De cuando creíamos que los petardos asustarían a unos caballos cuyo entrenamiento -como tantas otras cosas- tan mal conocíamos. De cuando aquella frágil amiga, novelista años después y entonces dirigente estudiantil, fue levantada por un guardia a caballo y llevada en vilo tirando de su larga cabellera. De cuando se trataba de la democracia, de la Constitución, de la libertad. De las libertades.
Pero no se trata de Madrid. Ni de un siglo que ya pasó. Se trata de Santiago de Chile, de obreros y estudiantes que quieren borrar su particular atado y bien atado. De un día como el de antesdeayer. De La Alameda, quizás.
Ella, Camila Vallejo, estudiante de geografía, presidenta de la Federación de estudiantes universitarios de Chile.
Que nadie ya nunca más pueda violentar ninguna joven cabellera.
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