"... si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
... si no tengo caridad, nada soy.
... si no tengo caridad, nada me aprovecha."
(Primera Epístola a los Corintios, 13 1-4)
¿Por qué tantos pastores de la Iglesia católica española, más preocupados por el nasciturus que por el moriturus, dan la espalda a la caridad, al amor?
Agustín de Hipona dejó dicho que donde no hay amor no cabe la justicia.
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