Que no será ya más don Juan sin Tierra, sino desde ahora hijo predilecto del territorio de La Mancha, ese que no conoce fronteras y todas las salta porque es territorio de sueños y de afectos hechos de palabras: una comunidad de hombres y de mujeres que pensamos, sentimos y amamos con las mismas palabras. Así le decía
José María Barreda, el presidente de Castilla-La Mancha, a
Juan Goytisolo, premio Don Quijote de La Mancha.

Y el escritor de los destierros que vio mejor que nadie los campos de Níjar y ayer hablaba del territorio de La Mancha como del
territorio de la duda -fértil siempre la duda cuando es motor y no parálisis-, recogía el galardón de manos del rey
Juan Carlos . El escritor disidente, el ensayista siempre disentiente, el también, a su manera, pensador rebelde y maldito, recibía de la Corona distinción y honores.
Tiempos éstos verdaderamente prodigiosos.
Por la mañana anduve biblioteca y catedral, y palacio, en compañía de académicos de las Academias de la lengua española del mundo entero. Y recogí la amabilidad repleta de anécdotas de
Belisario Betancur, que confiesa una edad hecha 'de sucesivas juventudes'. Y la cercanía de
Nélida Piñón, otra dama y señora, ésta de las letras brasileñas, cálida y musical su voz. Juan Goytisolo, afectuoso y serio.
Anoche, despedida sin adiós, y regalos.
Montse, chicaencanto, se los merece.
Esta mañana, un madroño en Toledo, cigarral de Caravantes, a la sombra de un sol caricia. Evocaciones sin destinatario, que no esperan respuesta.
Y, por sobre todo, una certeza: la de saber quién habla del modo más dulce la lengua más dulce del mundo.
La vida se va haciendo así, de a ratos.
Qué suerte poder hablar con Goytisolo. No comparto sus opiniones en relación a los musulmanes pero comparto casi toda su literatura. Ha sido un total acierto este Premio. Es uno de los autores españoles que brilla con luz propia.
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