miércoles, 3 de febrero de 2021

compañeros, amigos, camaradas

Ya no me alcanzan los dedos juntos de las dos manos para contar cuántos compañeros/amigos/camaradas nos han dejado en un no muy dilatado espacio de tiempo sin que sus muertes hayan seguido lo que de común se conoce como el orden natural de las cosas. La muerte, aquí, se ha comportado como una alimaña codiciosa y selectiva. Llegó temprano -temprano madrugó la madrugada- y se cebó en aquellos que más empeño pusieron en sus vidas por hace real ese principio, más intuido que aprendido, de que la lucha por la democracia y las libertades iba unida de modo inseparable a la pelea por conquistar derechos, libertades y democracia en tajos y fábricas, que no hay política con mayúsculas si se pierde esa centralidad que debe ocupar en ella el trabajo, el mundo del trabajo y de los trabajadores y trabajadoras.

Sabían bien que bajar al tajo de los problemas -y de los sueños- de quienes se ganan la vida a la vez que hacen el mundo y se hacen a sí mismos/as con el empeño de sus manos y de sus saberes era -y sigue siendo- una tarea política de primer orden, y quizás por eso optaron por hacer de las Comisiones Obreras su sindicato, que lleva en su ADN su condición de sindicato sociopolítico.

Hacer sindicato era hacer partido -sin subordinar el uno al otro, férrea la independencia si se terciaba-, y hacer región, y municipio, y escuela, y centro de salud y hospital si se terciaba.

La lista se va ensanchando a la vez que la memoria se ensancha. Y aunque no es cuestión de dar cuenta aquí de nombres y nostalgias, me cuesta no mentar entre los últimos a Juanjo, con el que compartí más de media vida, y entre los primeros a Eugenio, el Manchego, que me lleva en el recuerdo al derroche de generosidad de su despedida.

Ayer nos dejó, ojalá el último, Francisco del Campo, el Pivot. Albaceteño de Almansa. Grande de/en todo. En especial, de corazón. Y en su memoria, y en homenaje a quienes como él tanto nos dieron -incluso en los desencuentros- he querido no dejar de escribir aquí lo que siento.

Porque estáis en nuestro recuerdo. Porque os queremos. 

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