martes, 5 de noviembre de 2013

amigo

Es hoy uno de esos días en que se cruzan y envuelven noticias, sentimientos y recuerdos. Un día que se suma al sufrir común de tantos días de un vivir aciago.
Sube -de nuevo- el paro, y hay terremoto, bien que pequeño, en Madrid.
Un ministro engreído y bufón, que dicen titular de educación y de cultura, se afana ahora en borrar de la memoria a Erasmus, el programa que ha hecho europeos a cientos de miles de jóvenes.
Y algunos recuerdan a Cernuda, tal vez para no dejar que nos habite el olvido.

Pero es este un día noviembre, de despedidas y adioses. Muchos ya que nos dejó Pedro, en esa misma fecha que ha elegido para irse, tan quedamente, el padre del amigo. Como si le urgiera el silencio.

El amigo  

Los lugares idénticos parecen,
las cosas como antes,
mas él  no está, ni la luz ni las hojas,
y en esta calma hacia el final del año
llevas la soledad por toda compañía.

Es grato errar afuera,
ir con tu sombra, recordando
lo pasado tan cerca en lo presente,
crecida ya su flor sin tiempo.
¿Es ésta soledad si así está llena?

El mediodía ahora, con su cielo
que se acerca velado
al río de aguas ciegas,
vuelve hacia ti la historia,
íntimo y silencioso como un libro.

En su sosiego crees
que una forma ligera se encamina
dulcemente a tu lado,
como el amigo aquel, cuando las hojas
y la luz, luego idas con él mismo.

Le llamas ido, y no semeja
su vida, transcurriendo a la distancia,
espectro de la mente hoy,
sino vida en la tuya, entre estas cosas
que le vieron contigo.

Negado a tu deseo, hallas entonces
que si tocas tu mano es con su mano,
que si miran tus ojos es con sus ojos,
y tu amor en ti mismo
tiene cuanto le dio y en él perdiera.

No le busques afuera, Él ya no puede
ser distinto de ti, ni tú tampoco
ser distinto de él: unidos vais,
formando un solo ser de dos impulsos,
como al pájaro solo hacen dos alas.

Luis Cernuda, de Vivir sin estar viviendo, en La realidad y el deseo.

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