que
no aminora nunca sus pertrechos de enconos
embelecos falacias
ese
turbio registro de dictámenes que no son más que
formas vengativas
de
una inconexa multitud de estólidos duchos en el oficio
de jurar en falso
maldito
sea el tiempo que atajó vulneró el tráfago legal de
la decencia
y
en el contiguo sumidero de la degradación acopia sus
mentiras
J.M. Caballero Bonald, de Entreguerras.
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