viernes, 2 de septiembre de 2011

de vuelta

Hoy (ayer ya) también yo he querido volver al Instituto. Como tantos y tantas de los que nos hemos acompañado estos años en la tarea de hacer -o de intentarlo, al menos- de los sueños verdad. Y de la educación herramienta y base de la igualdad: de todas, de todos.
Hoy he querido volver con todos ellos. Digamos, por decirlo con quien  a todos nos abraza, que con Pepe, consejero yo ahora de otros consejos. Y con Jacinto: apoyo, sostén y empuje siempre.
He querido volver, y he recibido, una a una, a las maestras y a los profesores que se incorporan -también aquí- a la tarea de educar. Que es, digámoslo una vez más, la más hermosa de cuantas puedan inventarse.
He recorrido después, uno a uno, los rincones de este centro tan especial, y he visitado las aulas, también una a una. Con una emoción especial al ver los rincones de las de infantil, vacíos todavía hoy de las sonrisas y de la ternura que las llenarán a rebosar en unos días. Porque en los ojos de la maestra que ponía de nuevo todo en orden he querido ver otros ojos, otra pasión, otra ternura: la que se multiplica casi al infinito en las escuelas, en todas, del mundo entero.
Aunque era mi primera vez, he vuelto al Instituto. Es especial, sí, este Liceo Cervantes. Porque a tan solo unos metros y mirando bien podrías ver la estela de la melena blanca de Rafael, que tan cerca vivió su exilio romano. Porque desde el laboratorio -que me enseña, orgullosa, la profe de física y química- puedes abarcar con la vista el inmenso cielo quieto que protege a la ciudad que con razón dicen eterna.

Ha sido un volver de recuerdos sin añoranza (que sólo nos está permitida -ya sabéis- la añoranza del futuro). Un volver con un punto de tristeza, que allí en la tierra comienzan a desandar lo que tanto y tanto esfuerzo nos costó a todos construir. A desandar sin complejos.
Y me viene a la cabeza, terco, el estribillo de aquella canción-homenaje. ¿Y qué dirán ahora los que ayer te cubrían de lodo?

Carlo, il geometra, me enseña, me cuenta, me explica, me propone, me ilustra, se preocupa, ironza. Su saber es memoria de este rincón soberbio de España fuera de España que tan bien conoce y tanto -salta a la vista- ama. Que en tiempos fue lugar hacendoso de molinos y batanes y ahora sigue siendo montaña de agua.

Estoy, sí, de vuelta.

3 comentarios:

  1. Más que de vuelta, yo diría que es un continuar en otro rellano del mismo camino. Puede que no sea fácil, pero tu buen hacer está fuera de toda duda. Los que hemos tenido la suerte de trabajar contigo lo sabemos.
    Hemos aprendido de ti tantas cosas que sería difícil enumerarlas: calidad, honestidad, buen criterio, entrega, humanidad, principios… La pasión, esa pasión tuya (sin medida y contagiosa) por la educación. Y ese estar ahí, al pie del cañón, siempre, sin reservas. Siento una sana envidia de los que ahora podrán trabajar contigo. Por aquí se te echa mucho en falta.
    Gracias por tu trabajo de tantos años. Gracias por el trato que nos has dado. Gracias en nombre de toda CLM por esa Ley de Educación (modelo y referencia para tantos), ¿quién sabe en qué quedará ahora? Gracias por tu pasión y tu sueño de igualdad y educación. Gracias, siempre y por todo.
    Gracias también por la amistad, que no se sabe dónde empieza y que no tendrá final.
    Ánimo y suerte, porque tú lo vales. Un fuerte abrazo.

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  2. Bienvenido, pues. Se agradece la compañía. Beso.

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