domingo, 19 de septiembre de 2010

polvo, niebla, viento y sol

'Digámoslo de entrada, sin rodeos, sin eufemismos, José Antonio Labordeta, aragonés de cuerpo entero, con rotunda conciencia de serlo, cantor y poeta...'. Así lo (d)escribe Manuel Tuñón de Lara en aquel elepé del 74, Cantar i callar, que ahora tengo en mis manos. Y acabo de escuchar ese himno a su tierra, Aragón, que me emocionó desde la primera vez que lo oí.
Polvo, niebla, viento y sol
y donde hay agua una huerta
Al norte los Pirineos,
esta tierra es Aragón.

Hubo después un día en que todos, al levantar la vista, pudimos ver una tierra que ponía Libertad. Al fin, pudo ser. Y quizás ese día pusimos fin a un tiempo de espera.

Antes hubo un hermano, Miguel, poeta que murió temprano. Al hermano poeta le escribe estos versos con los que hoy quiero decirle yo mi reconocimiento y mi gratitud a José Antonio Labordeta, cantor y poeta, soñador de tierras libres.


¡Hermano, hoy estoy en el poyo de casa,
donde nos haces una falta sin fondo!
(...)
Oye, hermano, no tardes
en salir. ¿Bueno? Puede inquietarse mamá.
                                  César Vallejo


Miguel: Y caminamos.
Aunque se hizo el silencio
y no viniste, seguimos caminando.
Atruena la ciudad.
Los verduleros –sus voces tan hirientes
ya no hieren- bajo tu ventanal
suavizan a desgarros la mañana.
Atruena la ciudad
y en su silencio, tu nombre lo ha evocado
un joven escritor
de menos de mil años
al preguntar por dónde te has marchado.
El resto,
los señores de alegres corbatines,
se agobian de queridas y de acciones
y tú te quedas
solo.
Mamá
quiere besarte sobre el rostro
-se lo hemos permitido-
y con su beso de lágrimas,
de atroces tiempos y recuerdos,
te has marchado de casa
apenas comenzaba a atardecer.
Ella
te llora en los rincones
y la ciudad,
que apesta a soledades y decoros,
no puede olvidar
tus voces acusando,
amando,
señalando injustas manos rotas
de jóvenes airados
con potencia de águila paloma en las palabras.
Miguel:
mamá te vuelve a descubrir
cada mañana
y mira tus camisas,
tus viejos pantalones,
tu boina de domingo,
tus zapatos de campo y de paseo
y te gesta de nuevo,
esta vez a lágrimas y llanto.
Mi hija
-Ana pequeña ahijada tuya-
me pregunta cuándo vas a nacer
de nuevo,
para volver aquí, a nuestro lado.
Y todo el gesto duro
de la vida,
se vuelca en mi costado
dañándome la ausencia
con que nos has dejado

1 comentario:

  1. "Y todo el gesto duro
    de la vida,
    se vuelca en mi costado
    dañándome la ausencia
    con que nos has dejado"

    me emocioné con esas palabras y con la mirada profunda de esa fotografía.

    besos

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...