Me basta con saber que es lunes. Y que hace tiempo que amanece todos los días, terca obstinación del azar. Tanta, que pareciera necesidad -casi obligación moral- del sol levantarse cada mañana.
Mientras, mi P. sigue atrapada en Estambul. Y mi A. creciendo en fuerza interior y en belleza.
Cuando cae el velo del cielo la miro. Y se produce el asombro de la hermosura. Y me basta así.
(Calata lo ve con sus ojos de niño grande)
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