Para cuando no alcanza el asombro de la hermosura, tal vez porque no era el momento de ser convocado, cabe el recurso a la expresión más acabada de la belleza. Y ahí los poetas -ellas también- de Chile renuevan el prodigio.
(...)
y te perdí, y no pude
nacer de ti otra vez, y ya no pude
sino bajar terriblemente solo
a buscar mi cabeza por el mundo.
(Gonzalo Rojas, Perdí mi juventud, 1939)
No hay comentarios:
Publicar un comentario