jueves, 25 de marzo de 2010

un baile perdido con Aristóteles

Leo Bilbao-New York-Bilbao, la primera novela de Kirmen Uribe. El azar (y el título, que me sedujo) me ayudó a descubrir la edición castellana de su Mientras tanto cógeme la mano, poemas que me gustaron mucho. Por eso leo ahora su novela. Curiosa, bien escrita. Inteligente.
Me ha interesado una de las muchas historias que Kirmen cuenta, que leí ayer y transcribo:

En esa misma zona, entre Ondarroa y Mutriku, se ubica el barrio de San Jerónimo. En el otoño del 2005 escribí una columna titulada “San Jerónimo”. En ella contaba cómo, adolescente, fui con mis padres a la romería del barrio del mismo nombre. La fiesta se celebra el 30 de septiembre y todos los años llueve. Por eso los del pueblo le llaman “San Jerónimo, el santo meón”. El caso es que, en aquella ocasión, acudí con mis padres porque en la plaza del barrio tocaba Kaxiano, el acordeonista ciego. En la entrada una mujer me ofreció una carta, como al resto de chavales. La mujer tenía dos barajas y a los chicos nos repartía de una y a las chicas de la otra. Cada uno debía bailar con quien tuviera su misma carta. ¡Qué agobio! Sin poder soportar la vergüenza, tiré la dichosa carta en un rincón y al final no bailé con nadie.
Siempre me preguntaba quién sería aquella chica a la que dejé plantada con mi misma carta. Si habría encontrado el verdadero amor o, si desde entonces, aún estaba esperando a que apareciera su pareja de baile.
Eso era lo que contaba la columna.
El artículo se publicó en otoño de 2005. Una noche de aquel invierno Nerea se acercó y me dijo, “yo era la chica que en San Jerónimo tenía tu misma carta”.
Desde entonces no nos hemos separado.


Nerea es, a lo que parece y por lo que llevo leído, despierta. Dice Uribe que 'De nuevo, una vez más, tenía razón Nerea: al cormorán se llama "sakillu". Ese cormorán cuyo nombre 'científico' es Phalacrocorax Aristotelis.

Por más que he buscado, y tengo claro que lo seguiré haciendo, no logro saber qué relación hay entre el ave y el filósofo. Y me intriga.
Digo yo que si Nerea perdió un baile para encontrar a su amor, más fácil debe ser establecer esa relación entre los latines de la zoología y ese Aristóteles que es antes biólogo (¿se podría decir biófilo?) que filósofo. .Que nada dejó dicho -que yo sepa- sobre el baile, a pesar de su mucho saber
De San Jerónimo, que murió un 30 de septiembre, se conserva su tumba en la cueva de Belén donde se cuenta que tradujo la Biblia. Por allí pasé. Quizás lo cuente otro día.
Y de Kaxiano, el acordeonista ciego, quién sabe si el autor dará más noticia en las páginas que me quedan aún por leer. Si no, quizás en otro libro algún día...

1 comentario:

  1. Hasta ahora, delante de mi casa, se zambullían los cormoranes. Me acabo de enterar que son mismamente los Phalacrocorax Aristotelis. Les veo filosofar poco y bucear mucho. Debe ser el hambre.

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