viernes, 19 de septiembre de 2008

Un Felipe lúcido a la izquierda y el Ministro que ruega una oración

Me he reconciliado con Felipe (González) cuando ya había dejado de ser Presidente del Gobierno. Critiqué, y con dureza con respeto, no pocas de sus políticas -y conste que no me arrepiento. No me van las ucronías.
Pero este Felipe es otro -así lo creo. Suelto, sin hipotecas, lúcido. Aunque con una lucidez que le lleva a ajustar algunas cuentas pendientes, siquiera sea en lo teórico, con ese capitalismo que no tiene piedad (si es que alguna vez hubo alguno así) ni tampoco inteligencia reivindicando la vuelta de la política 'con mayúsculas' (sic, en EL PAÍS del 17) y reclamando la superación de lo local-nacional para un auténtico gobierno de lo global. Precisamente ahora, cuando algunos de nosotros, 'los de entonces', hace ya años que predicábamos la necesidad de recuperar para la política el gobierno de la economía, e incluso oimos a Berlinguer (eurocomunista, sí, ¿os acordáis?), intuyendo más que comprendiendo entonces, hablar de la urgencia de un 'gobierno mundial'.
Puede que a Felipe le suceda lo que aquel Pablo entrañable nos dejara escrito. Que tanto él como nosotros, 'los de entonces', ya no somos los mismos. Y disfruto cuando lo leo, cuando lo escucho, más libre y más suelto, como sin hipotecas.
Y mira por dónde, caminando las páginas de ese mismo diario, encuentro en la 46 una invitación insólita. Insólita y cabreante. Nada menos que, cruz mediante, la del Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, 'sus demás compañeros (?) y el personal del departamento' rogando una oración por el alma de dos embajadores fallecidos y anunciando/convocando a una misa por su (entiéndase aquí el de los embajadores fallecidos) eterno descanso.
Y doy vueltas hoy, otra vez, al pensamiento sobre la coherencia. Y pienso: en un Estado no confesional, ¿puede haber un Ministerio católico?, ¿será cosa de éste, que es, por ser el de Exteriores, el más ecuménico?, ¿tendrá religión el Cuerpo diplomático?.
¿O acaso será mía, admirado Delfín, y de mi mala cabeza toda la culpa? Porque, mira que leer hasta las esquelas...
Parecen éstos tiempos confusos. Cuando los USA nacionalizan bancos y empresas, y Esperanza Aguirre quiere que los madrileños todos sean dueños de las aguas del Canal de Isabel II (¿y de quién es que ahora la empresa, si es pública?), cuando la chica del PP que llaman De Cospedal, gente de orden, llama al gobierno de José María Barreda a no cumplir la ley y a permitir además que quienes así lo quieran no la cumplan (¿siempre, a veces, depende, en según qué ocasiones?)... y se queda tan ancha. O cuando el primado cardenal, don Antonio Cañizares, hace votos -pero no de los de urna- por un orden nuevo no sujeto 'a mayorías parlamentarias' o 'consensos políticos'.
Y Felipe, estoy seguro, habrá retirado de su memoria aquel juego de colores donde lo importante es que los gatos cazaran ratones.
Sí. El mundo (aparentemente) al revés.
Y yo, creyendo todavía en la emancipación... y en la Educación para la ciudadanía y los Derechos humanos.

2 comentarios:

  1. Gato negro o blanco lo importante es que el presidente del Consejo del Poder Judicial le bese la mano a Rouco. Los gestos, como las formas, son indicativos poderosos de cómo se entiende la correlación de fuerzas. Por otro lado, ya veo que el sonido ha llegado al blog. Bienvenido.

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  2. Felipe se hará grande con el tiempo. A mi me parecía mejor antes que ahora. Antes encantaba. Ahora me eparece que dogmatiza, como si no hubiera más autoridad de opinión que la suya. Antes y ahora, sigo creyendo que lee poco o que solo lee lo que le gusta leer,con lo cual no entra en ese proceso tan rico de "tesis, antítesis, síntesis".

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