Cien años, y ninguno en soledad. Salvo la de las
cárceles o el exilio forzado o la clandestinidad que sufrieron miles de los
suyos, militantes, camaradas, mujeres y hombres con el compromiso de la
emancipación en su corazón y en sus cabezas. El PCE, el Partido, cumple hoy
cien años. Un siglo de lucha y de esperanza. De lucha y, ahora también, como
antaño, de gobierno. Y de nuevo junto a/con el PSOE, que no en vano nacen ambos
de ese tronco añoso del movimiento obrero.
Con las sombras y las luces, los aciertos y los
errores de tan larga vida, es de justicia saludar y celebrar el cumpleaños de
la organización política española que ha pagado el precio más alto en la
defensa, primero, de la democracia contra el fascismo y, arrasada la
republicana por la fuerza bruta de las armas, en su recuperación después. El precio
en vidas quebradas de miles y miles de sus militantes. Su huella en las cárceles de la dictadura franquista
y en las tapias de los cementerios y las
fosas de la vergüenza, en los montes de la España resistente, en las filas
francesas de la Resistencia contra el nazismo (y en La 9 que libera París), en
los campos de concentración y de exterminio, en los despachos laboralistas y en
los tajos, en las universidades, en el campo y en la ciudad de las asociaciones de vecinos.
De esos cien años compartí veinticinco con los y
las comunistas, camaradas y amigos los más, de mi generación. Nuestro sueño,
nuestro compromiso y nuestro empeño fueron la reconciliación nacional y la democracia,
las libertades, la construcción de una sociedad libre y plural, la justicia
social… la Constitución. Ya sabéis…: ‘¿dictadura?,
ni la del proletariado’
Mientras sigan existiendo la injusticia y la desigualdad
(que, lejos de menguar, sigue creciendo), la explotación y el odio, la xenofobia
y la intolerancia, seguirá vigente el ideal de la emancipación y el deber moral
(y, por lo mismo, político) de luchar por su -como se decía entonces- advenimiento. Y mientras
sea esto así, seguiré, como hasta ahora, sintiendo una punzada de orgullo cada
vez que oigo de la boca sucia de quienes creen que así nos insultan la palabra ‘comunista’.
Que a mucha honra.
Si viviera, hoy le iría a dar los días a mi abuelo
Pedro, que también cumple años. De su dignidad, la mía y la de los nuestros. En
su memoria, la de tantas y tantos que hoy merecen mi recuerdo, mi homenaje y mi
respeto.
¡Salud!
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