'Aunque hacía mucho tiempo que quisiera haber muerto, huido, acabar con todo, el cuerpo (¡Dios mío, cómo era el cuerpo!) se tomaba su tiempo. Tenía sus deseos y nostalgias. No podías convertirte, sin más, en luz y escurrirte por la ventana. No podías irte así como así. En la propia carne que parte, pero que es tozuda, había solo la despedida lenta, sentimental y larga.
(...) El cuerpo, recogiendo la tristeza, perseguía el alma, iba detrás cojeando'
Lorrie Moore, Pájaros de América. (trad. de María José Galilea)
No hay comentarios:
Publicar un comentario