Ahora que tú no estás, a ver qué hacemos
para tener las calles vigiladas,
para sacar el arte de la nada,
la belleza creada de los restos
que te encuentras tirados por el suelo.
¿Y quién dará relevo a tus pisadas,
el largo laberinto hasta tu casa
por caminos torcidos, compañero?
¿Qué súbito pavor abrió la herida
para que así te fueras de repente?
¿Acaso sucumbiste a la delicia
embustera del beso de la muerte,
la que promete gloria y roba vidas,
la que promete paz y duelo ofrece?
(Paco Morata, Soneto para Gior)
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