jueves, 18 de abril de 2013

comentario de textos


Por tu niñez de niña atormentada,
por tu sonrisa niña en mi memoria
sufro yo lo insufrible en esta historia
de la que sólo tú serás salvada.

Cómo me llegas, tímida y callada,
ahora que está ausente nuestra gloria.
Como agua y como rueda, como noria
vuelvo a ti, y en ti dejo mi mirada.

Y es que te quise tanto entre mi espera,
significaste tanto entre mi nada
que te querré por siempre, aunque no quiera.

A ti, volcán de esta pasión primera,
roca de lumbre o llama iluminada,
eterna vida mía, mi alta esfera.

Manuel Ruiz Amezcua, Humana raíz, 1974

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