Hoy se estrenaba el Papa nuevo, el argentino de ecos italianos, en el rezo del mediodía ante las multitudes que lo esperarán a partir de ahora cada domingo protegidas por il colonnato imponente, hermoso como pocos.
Quizás no recuerde que el día mismo de su elección asesinaban legalmente a siete jóvenes saudíes. Para que se cumpla la voluntad de dios, dijeron las autoridades de aquel país. Uno se libró de ser crucificado después de muerto, fusilado como los demás: una cuestión de imagen.
Hoy pongo el contador a cero. Esperaré, contando los días, el día en que el Papa nuevo denuncie, en nombre de su dios, a todos los que condenan a morir a sus semejantes, a quienes ejecutan esas condenas sin regreso, a quienes legalmente las amparan y las permiten.
Espera sentado.
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