Devota me declaro del vino blanco
y de la sal oscura de tus pezones,
del regusto agraz de tu más hondo.
Confieso que me gustas cuando cierras los ojos
y me inundas de luz mientras esperas
que atrape con mi boca el cielo de tu nuca
hasta beber tu savia duz en mis labios membrillo.
Atenta te venero al beso que pongo en cada iris
enceguecida de azules y danzón en tu sonrisa
de anticipado placer estremecida
de anticipado placer estremecida
-senderos libres que en la piel abren tus dedos-
y expectante la caricia corazón y seda
sobre el rosado nácar de mi aurora
ardiente y boreal
y amanecida.
Estás de nuevo en mí. En mí de nuevo.
Y declaro y confieso que te quiero.
(Maite G. Blanco, en Versos del recuerdo)
¡Magnífica poetisa!
ResponderEliminarSus versos te inundan el alma.
Recuerdo que lo primero que leí de ella fueron sus "Versos de juventud" que compré durante mi viaje a Cuba.