Todo el dolor del mundo, inconmensurable.
La belleza de la compasión, y su origen incierto.
El valor del recuerdo y la memoria (del padre, de todos los padres), la culpa como redención y el perdón como destino.
Y unos actores en estado de gracia. Soberbio Bardem-Uxbal.
En Biutiful.
Esta película duele. Duele mucho. Mucho.
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