viernes, 25 de septiembre de 2009

Buenos Aires



He vuelto tres años después de prometérmelo, y esta vez con más tiempo: algo más de veinticuatro horas. Que fueron bien paseadas, acompañadas por la más grata de las compañías (gracias, Inés) y con lugar para la sorpresa.
Si Buenos Aires es el lugar de un sueño hecho de los materiales más nobles (las lecturas, sobre todo, la música siempre piazzola, ese acento con que se adorna el español de allá, el boca, recoletas y palermo, mis madres las abuelas que en mayo quedarán por siempre, nuestros hermanos a los que desaparecieron...), aquella noche el sueño fue carne (para qué buscar otra palabra) señoreada. La señora, un mito. Susana Rinaldi, señora y actriz y cantante y allí madre y hermana.
Cantaba Inés Rinaldi. Cantaba a Federico. Y allí, en las cabezas de plata y brillo en los ojos, son de república y alegría, exilio en españa, jaleo anda jaleo. Y en la piel toda la nostalgia.
Me invadió la nostalgia de futuro de las ocasiones especiales. Fue en Clasica y Moderna. Era lunes y septiembre: a punto de romper la primavera.
A la salida, una familia entera buscaba en las bolsas de basura.

2 comentarios:

  1. Bueno. Que tengas que atrevesar el charco para escribir... Te veo un poco enrojecido. Será la gripe progresista que no ceja.

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  2. ¡Qué ciudad de contrastes!, ¿verdad?

    Saludos.

    Antón.

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