martes, 22 de enero de 2008

Proyecto 80%... ¿y más?

Año nuevo y elecciones. Gallardón, Pizarro, la lucha sin piedad por la sucesión (!) en la jefatura de la derecha, y la necesidad de una fuerte sacudida en las izquierdas. Este 'proyecto 80%' del que aquí os hablo me ha llegado por correo electrónico, y nada sé de su autoría ni de su autor (que habla en singular). Lo transcribo tal cual me ha llegado. Lo que quiere decir que me apunto. ¿Y vosotros?.
(NB. Otro día hablaremos de las Iglesias dentro de la Católica, la que -como el 'ser' de Aristóteles- 'se dice de muchas maneras'.)

"LA SOMBRA DE AZNAR y LAS AMENAZAS DEL CLERO RADICAL EXIGEN UNA RESPUESTA DEMOCRÁTICA DE LA CIUDADANÍA:

¡PROYECTO 80%!

Pregunta: ¿qué pasaría si consiguiésemos alcanzar una participación en las elecciones generales del 80%?

La izquierda lleva 4 años aletargada, esperando su momento, guardando las distancias en el debate político, mordiéndose la lengua y lo que no es la lengua, respirando hondo, tragando bilis, soportando insultos, recibiendo desprecios, pasiva, retirada, ahogada en un suspiro. Recordemos la decena de manifestaciones de la derecha mediática; las cosas que han voceado; los disparates que se han atrevido a decir; hasta donde han sido capaces de llegar manoseando instituciones sagradas como el Tribunal Constitucional; incluso se han atrevido a jugar con el dolor de las victimas y con los muertos del 11M.

Nosotros, convencidos de nuestro sentido de la responsabilidad cívica, hemos elegido, sea por omisión o por comodidad, no responder ante semejantes andanadas. Apostamos por la política del apaciguamiento y por ceder nuestra espacio en la calle confiados en que las concentraciones se deslegitimasen por sí solas debido a los discursos antidemocráticos que se desarrollaban en cada una de las intervenciones de la derecha social española. 4 años de silencio, 4 años estoicos tolerando lo intolerable.

Pero ha llegado el momento en que los ciudadanos progresistas de este país podemos responder con toda la fuerza merecida a estos 4 años de descrédito y deslealtad democrática por parte de la derecha española, individualizada en abates como Acebes, Zaplana, Alcaraz, Rouco Varela o Jiménez Losantos. Ha llegado el momento de convocar una manifestación colectiva, tan grande y espectacular, que sea capaz de procurar tal lección democrática para aquellos que han violentado nuestra convivencia, que nunca, jamás, la olviden. Es hora, es el momento, de sacar a pasear nuestro orgullo, nuestra sangre, nuestro corazón, nuestros ideales, con la cabeza bien alta. Pero no lo haremos en la calle en forma de concentración ruidosa con pancarta y sloganes.

Lo vamos a plantear desde la red, más allá de la red, aludiendo al sentido de responsabilidad ciudadana que millones de españoles tenemos. Será un boca a boca a escala nacional el que llamaremos a nuestros amigos, conocidos, familiares, compañeros de trabajo, a unirse a un objetivo espectacular y grandioso: alcanzar el 80% de participación en las elecciones generales. ¡Sí, has leído bien! ¡Un 80%! Un reto tan grande, tan valioso, que si se consiguiese nos llenará de sano orgullo y satisfacción a todos. Todos a una, poniendo granitos de arena para llegar a formar una hermosa montaña de votos, tan grandiosa que consigamos, el día 9 de marzo, admirarla con asombro y honda satisfacción.

Todo empieza con una pregunta. ¿Conoces el "Proyecto 80%"? Sí, el gran objetivo, la gran obra maestra de la izquierda española, será llegar a esa cifra para impartir una lección que jamás será olvidada. Una demostración de fuerza que nadie podrá negar. Un golpe de efecto que abra portadas, titulares y ruedas de prensa. ¿Mareante? No es imposible. Es una cifra a la que se llegó en 1982 por ejemplo. En 1993 y 1996 se llegó al 77%. En las últimas, al 76%. ¿Alguien recuerda unas elecciones democráticamente más trascendentales desde 1982?

Mirando hasta donde es capaz de llegar la derecha española uno tiene la impresión de que son los mismos que en plena transición cuestionaban la Constitución y el Estado Autonómico. Son los mismos que decían como entonces que "España se rompe". ¿Por qué no llegar entonces al 80% de participación para marcarle el terreno a esta derecha casposa y retrógrada? ¿Por qué no darles una lección en toda regla? ¿Por qué no demostrarles que España no tolera actitudes post franquistas y antidemocráticas como el boicot a los productos catalanes o el colapso de nuestras instituciones? ¿Por qué no recordarles que los ciudadanos que conformamos esta sociedad imperfecta no toleramos ni toleraremos que se juegue con la mentira, con la falsedad y con la descalificación zafia?

¡Por qué no llegar al 80% para dejar al mundo boquiabierto y para darle una lección a los Acebes y a los Zaplanas! Una meta difícil, pero altamente motivante; un objetivo grandioso que daría la vuelta a medio mundo y que devolvería la fe a la ciudadanía española. ¡Vamos!

¿Cómo? A la vez sencillo y estelar. Una campaña por internet, un mailing anunciándola, una recogida de firmas, SMS, un lugar donde centralizar propuestas, videos, iniciativas de movilización. ¡Podemos hasta plantear un concurso simbólico a ver qué circunscripción es la que más se moviliza! ¡Puede ser divertidísimo! Nos sobran ideas si nos ponemos. ¡Somos la gente de la cultura, de la inspiración, los creadores! Somos la izquierda española, unida a pesar de sus diferentes tonalidades. Que se hagan eco los medios digitales, que se entere el país que tenemos un grandioso objetivo.

¡Vamos a alcanzar el 80%! De Internet se podrá pasar al boca a boca, conseguir que se hable en los colectivos ciudadanos progresistas, en las tertulias...

"¿sabes qué es el proyecto 80%?". Veréis que remarco siempre, progresistas, bien, todos sabemos que no hace falta lanzar campañas para movilizar a la derecha. Ellos van a votar fijo, llueva, nieve o haya un terremoto. Nosotros y solo nosotros tenemos la responsabilidad y el peso para llegar, y por qué no, superar esa cifra. ¿Nos atrevemos? ¿Nos ilusionamos? ¿Nos mojamos? Un reto para ser atractivo debe ser difícil, estimulante, debe ser de tal manera que para alcanzarlo haya que dedicarle esfuerzo y tiempo, poco individualmente pero en suma una enorme iniciativa ciudadana y social. ¡Un 80%!

¿Quién se suma? ¿Te sumas tú? ¿Se suman tus amigos? ¿Esos que teniendo ideales progresistas casi nunca se animan a ir a votar porque todos los políticos son iguales? ¿Y tus familiares? ¿Qué propones? Hay tanta gente a la que movilizar e ilusionar....Podemos organizar grandes cosas. Podemos organizar una enorme fiesta en la calle el mismo día 9 de marzo si conseguimos el objetivo. ¡A la calle a celebrarlo! ¡Somos del proyecto 80% y lo hemos conseguido! ¡Somos grandes! ¡Vamos a Génova a celebrarlo con Rajoy!

¡Que se nos oiga, que se nos conozca! ¡Vamos a montar la enorme fiesta de la democracia, la del voto, la de la participación! ¡Podemos dar muchas lecciones a los políticos! ¡Somos poderosos si nos lo creemos!

Hoy será al PP. Pero el PSOE, y el resto de fuerzas políticas, tomarán nota para futuros comicios. Es un grito de "no nos falles" más alto y nítido que los anteriores. Es nuestra respuesta a las andanadas de quienes insultan, de quienes separan, de quienes odian.

¿Nos atrevemos? ¿Nos atrevemos? Yo, me atrevo. ¿Quién se apunta? ¡Proyecto 80%!

La Sombra de Aznar convoca a todos los progresistas y os pide que os hagáis eco en vuestras webs, blogs, foros y medios. Servidor pone la semilla. El sol, el abono y el agua es cosa de todos para que esta enorme iniciativa culmine.

¡Orgullo compañeros, orgullo! ¡Proyecto 80%!

PÁSALO !"

1 comentario:

  1. Pues lleva razón; pero yo con el 76% ya me conformaba. Claro que siempre hay "mamones" como el profesor de un instituto, de cuyo nombre no quiero acordarme, que publica cosas como las que te transcribo, ya que tú eres filósofo. A los que son como este yo los ponía hacer cultura haciendo hoyos parasembrar viñas. Ahí te dejo el texto, meréndatelo:

    "En sus investigaciones sobre el conocimiento y la verdad, Protágoras consideraba a la enfermedad como un conjunto de sensaciones que tiene el paciente que no se corresponden con las que tienen la mayoría de los hombres. El enfermo puede decir que es amargo lo que el gusto mayoritario dice que es dulce, o al revés. No es que el enfermo no diga la verdad, es que la verdad dependerá siempre de las condiciones que tiene cada ser percibiente. Si el médico consigue cambiar con drogas las condiciones de percibir de su paciente, de malas a buenas, el enfermo dejará de estarlo, le sabrán los alimentos como a los demás, y su verdad coincidirá con la verdad mayoritaria. A partir de este relativismo gnoseológico Protágoras distinguió entre las funciones del médico y las del político, opuestas pero complementarias. El médico opera sobre las condiciones y estado de cada uno a fin de que cada uno se encuentre del mismo modo a como está la mayoría " que en eso consistiría la salud -, y le sepan los alimentos igual que a los demás. El político, por su parte, debe abastecer a la pólis de todos los alimentos necesarios, y que todos ellos sean de buena calidad. Es decir, el político tiene la función de suministrar buenos alimentos, así como socorrer las demás necesidades colectivas, además de proteger a la pólis. Y el médico, por el contrario, tiene el deber de mantener unas condiciones de salud e instintos a cada hombre que permita coincidir a sus sensaciones y apetitos particulares con las sensaciones y apetitos generales. Pues bien, lo que de verdad está trabajando Zapatero, auténtica revolución política, es la modificación de las condiciones del percibiente, y no la modificación de las condiciones de la realidad, que eso deja para Rajoy, que continúa la función tradicional de la política. Pues si el percibiente llega a tener las sensaciones y apetitos que quiere Zapatero, aunque para eso comience a sentir lo blanco negro, lo dulce amargo, lo masculino femenino, lo rico pobre, lo respetuoso integrista o lo desunido unido, Zapatero sabe que siempre tendrá un poder total sobre todos los percibientes. Además, intentar cambiar la realidad, como hace Rajoy, para aumentar el bienestar público y colectivo es muy fatigoso, poco sutil, y no genera súbditos. Nada como las drogas de la medicina para estragar el gusto general. Doctor mejor que político, y doctor Mefistófeles mejor que doctor Fausto. Un brindis por Protágoras".

    ¿Has podido con todo? Yo vomité.

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