martes, 31 de enero de 2012

y más: un corto

Gracias a dmh, por su esfuerzo y por su memoria. Para que esta pequeña joya no quede en la oscuridad.

lunes, 30 de enero de 2012

dos poemas (y una carta) para la memoria

A veces no se espera, y sucede. No hay conjuro en la fotografía, tan cruel y tan tierna, tan serena, tantas veces reproducida, de esos niños que lograron sobrevivir para vivir tal vez con la vida marcada para siempre por esa misma condición de supervivientes: la de vivir 'más allá/por encima/después de' la muerte.
No hay conjuro, decía, pero a su sola presencia han respondido, como llenándola, quienes a veces se detienen en el blog. Y han traído, en forma de comentarios, palabras de otros (dos poemas y una carta) que merecen otra, mayor, visibilidad.
Primero fue Nieves, y después Alex. Más tarde Nell. A los tres, gracias. Por la memoria.
Justo al lado del Pórtico de Ottavia -puede que el lugar más asombroso de Roma- se encuentra la inscripción que recuerda la infamia de las deportaciones que tuvieron lugar aquí. Mañana pasaré por allí. Y me detendré -un momento solo, sí- a recordar. Esta vez, con vosotros.
Ni que decir tiene que serán bienvenidos otros más.


1. De Nieves
 
León Felipe, Auschwitz.
(A todos los judíos del mundo, mis amigos, mis hermanos)
Esos poetas infernales,
Dante, Blake, Rimbaud…
Que hablen más bajo…
¡Que se callen!
Hoy
cualquier habitante de la tierra
sabe mucho más del infierno
que esos tres poetas juntos.
Ya sé que Dante toca muy bien el violín…
¡Oh, el gran virtuoso!…
Pero que no pretenda ahora
con sus tercetos maravillosos
y sus endecasílabos perfectos
asustar a ese niño judío
que está ahí, desgajado de sus padres…
Y solo.
¡Solo!
Aguardando su turno
en los hornos crematorios de Auschwitz.
Dante… tú bajaste a los infiernos
con Virgilio de la mano
(Virgilio, “gran cicerone”)
y aquello vuestro de la Divina Comedia
fue un aventura divertida
de música y turismo.
Esto es otra cosa… otra cosa…
¿Cómo te explicaré?
¡Si no tienes imaginación!
Tú… no tienes imaginación,
acuérdate que en tu “Infierno”
no hay un niño siquiera…
Y ese que ves ahí…
Está solo
¡Solo! Sin cicerone…
Esperando que se abran las puertas del infierno
que tú ¡pobre florentino!
no pudiste siquiera imaginar.
Esto es otra cosa… ¿cómo te diré?
¡Mira! Este lugar donde no se puede tocar el violín.
Aquí se rompen las cuerdas de todos
los violines del mundo.
¿Me habéis entendido, poetas infernales?
Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud…
¡Hablad más bajo!
¡Tocad más bajo!…¡Chist!…
¡¡Callaos!!
Yo también soy un gran violinista…
Y he tocado en el infierno muchas veces…
Pero ahora aquí…
Rompo mi violín… y me callo.

2. De Alex
A. Novinsky
Dear Teacher,
I am a survivor of a concentration camp. My eyes saw what no man should witness:

Gas chambers built by learned engineers.
Children poisoned by educated physicians.
Infants killed by trained nurses.
Women and babies shot and burned by high school and college graduates.

So I am suspicious of education. My request is: Help your students become human. Your efforts must never produce learned monsters, skilled psychopaths, educated Eichmanns.

Reading, writing, arithmetic are important only if they serve to make our children more human. 

(Mi querido maestro:
Soy un superviviente de los campos de concentración. Ningún hombre debiera ser testigo de lo que han visto mis ojos:

Cámaras de gas construidas por ilustres ingenieros.
Niños envenenados por médicos eruditos.
Recién nacidos asesinados por enfermeras diplomadas.
Madres e hijos fusilados y quemados por bachilleres y licenciados.

Por eso sospecho de la educación. Te pido esto: ayuda a tus alumnos a convertirse en seres humanos. Tu tarea no debe nunca crear monstruos ilustres, psicópatas cualificados, Eichmanns educados.

Leer, escribir, las matemáticas son importantes sólo si sirven para hacer que nuestros niños sean más humanos.)


3. De Nell  
Wislawa Szymborska, Si acaso.
Podía ocurrir.
Tenía que ocurrir.
Ocurrió antes. Después.
Más cerca. Más lejos.
Ocurrió; no a ti.

Te salvaste porque fuiste el primero.
Te salvaste porque fuiste el último.
Porque estabas solo. Porque la gente.
Porque a la izquierda. Porque a la derecha.
Porque llovía. Porque había sombra.
Porque hacía sol.

Por fortuna había allí un bosque.
Por fortuna no había árboles.
Por fortuna una vía, un gancho, una viga, un freno,
un marco, una curva, un milímetro, un segundo.
Por fortuna una cuchilla nadaba en el agua.

Debido a, ya que, y en cambio, a pesar de.
Qué hubiera ocurrido si la mano, el pie,
a un paso, por un pelo,
por casualidad,
¡Ah, estás? ¿Directamente de un momento todavía entreabierto?
¿La red tenía un solo punto, y tú a través de ese punto?
No dejo de asombrarme, de quedarme sin habla.
Escucha cuán rápido me late tu corazón.

miércoles, 18 de enero de 2012

confiteor

Confieso que he gozado, y mucho, con este torrente soberbio de sabiduría y sensibilidad, de inteligencia y maestría, de dominio del oficio de escribir, de contar. A pesar de las condiciones de su lectura, las mil páginas de 'Jo confesso', de Jaume Cabré, han sido la experiencia vital e intelectual más intensa de este último mes. Confieso, sí, que con su lectura he vivido.
Mil páginas para darme al placer pleno de la lectura. Viendo cómo desfilan personajes -muchos ya inolvidables- que son ejecutores y víctimas del mal, portadores de ensueños y envidias, de traiciones y desesperanzas, de anhelos. Vivos, de hueso y carne.
Un libro sobre el mal y la culpa, sobre la insatisfacción esencial del ser humano, acerca del afán de saber como antídoto y cura, sobre la belleza y la búsqueda -incierta e inútil- de la bondad. En el que resuena el silencio de Dios, su ausencia, y abruma la capacidad de amor y de muerte de hombres y mujeres.

Un libro que es música, sobre todo música, y acopio de saberes antiguos, de amor a la lengua y a las lenguas. De amor -la Sara de cabellos oscuros-, de amores, y de amistad. La historia de una concatenación de torpezas, de azares guiados por la necesidad ciega que alimenta las pasiones del alma. La vida larga de un violín y una medalla. El hilo que anuda las mil formas de intolerancia y odio en las que se expresa el mal. El Mal sin atributos que recorre siglos de inquisiciones, de fundamentalismos. De los trenes de deportados en los que viajan la infamia, la inocencia y un violín, al tren que estalla en el sueño. Una historia de la culpa, del remordimiento a veces, de la necesidad de restitución. De la impotencia. De la belleza, quizás, como redención.
Una exhibición apabullante de recursos literarios, de arquitectura narrativa, de efectos técnicos, de mezcla y superposición de personas y voces, de tiempos y ritmos, de trabajo paciente, de erudición. Del libro dentro del libro, de las citas y el nombre de los capítulos en latín, de la multiplicación de narradores y narraciones, de lugares, de paisajes, de acentos.
Y todo, en un catalán que quienes mejor lo conocen aseguran que hace de estas confesiones nada agustinianas una obra de referencia de la mejor literatura catalana.

Una declaración de amor imposible y de ganas de vivir hecha por quien se sabe a punto de dejar de ser y sabe desde antiguo por boca de su madre que 'no hemos venido a este mundo a ser felices'. Y mientras, el caudillo Águila Negra y el sheriff Carson sonríen: Sic transit gloria mundi.

tesoros


domingo, 15 de enero de 2012

viernes, 13 de enero de 2012

no news

'Llega el Fitur de la austeridad y los recortes. Francia, el gran destino español, no tiene stand. Hay mil expositores menos. Y una comunidad como Castilla-La Mancha reduce su espacio de 7.000 metros cuadrados a 500. (...)'

jueves, 12 de enero de 2012

culpable

¿Habrá entre los diputados uno siquiera que le exija a ese ministro que todos sabemos que pida público perdón y, avergozando, dimita irrevocablemente?
Porque culpables, los hay. Ya lo creo.

martes, 10 de enero de 2012

canción de navidad

Fátima no tiene aún veintidós años. Tampoco tiene con qué dar de comer a sus dos hijos. Malek, apenas cinco meses, es una niña tranquila que se deja coger en los brazos, todo ojos. Amin, dos años, no suelta la mano de su madre.
Esa mañana volvió a llamar. Viene otra vez, como siempre, porque no tiene dónde ir. Porque no tiene con quién llorar.
Dicen que en esos días se celebra la navidad. Pero yo no he tenido paz desde entonces.
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