viernes, 2 de enero de 2015

frio

Del mismo modo que no hay memoria del dolor, tampoco del frio. Así, en la casa vacía y sola de meses, la evocación tan solo, el recuerdo si acaso de ese entonces sí que hacía frio, imposible hoy para nietos y sobrinos. Y al calor del frio ambiente -misteriosa mecánica la de la caldera- comida y cena de fin de año.
Ninguna emoción ya en el rito, tampoco en ese parto del año con el caer de las campanadas. Más, mucha más, en el momento de los besos y las lágrimas del padre. Felicidad en el paseo con el hermano a la tarde y, después del ritual de la sidra y el cava, en el inaugural de todas las últimas nocheviejas. Que se habría de repetir al día siguiente, tras las pasos quietos de esa calle en las afueras que dedicaron a la memoria del tio Manolo.
Las uvas, murcianas, tienen un nombre tirando a cómico: domingas. Paula le saca punta al nombre, y hasta puede que sin reparar en su tamaño, bastante más que respetable.
De Juan Gelman los primeros versos del año nuevo. Si todavia fuera sólo tiempo, amor que no se va, dolor que sigue..., del poema LXI de Hoy, que me acaba de regalar Maxi.
Y la luz y el sol que llegan, cercano el mediodía, al rincón del patio de la parra. Como de otro mundo, donde quedan atrás el dolor y el frio de los que no quedará memoria alguna en los años venideros.
A la tarde, antes del paseo, le regalo a Irene unos versos que juegan con otros que tanto me gustan. En el Instituto le han puesto por tarea componer un poema, y cuando lee el mio, para si sola, me mira y me pregunta: ¿te lo has inventado tú?



Tercos los días
uno a uno
se escapan los años

apenas si recién el invierno ya iniciado
alumbran en tus ojos los azules
por venir
de las apresuradas primaveras
y el resol cegador del mar de todos los veranos

queden para nosotros los otoños
la luz declinante
las historias que hablan de los días aquellos
en que fuimos
también ella
felices en el recuerdo de otros años que hablaban de futuro

para ti la luz
la alegría de un mundo que sin sombras amanece
si te llamaras Irene
los pasos quedos clausurando la noche
contigo queden
los sueños que hacen de la vida un desafío

el amor y la pasión

la rebeldía.
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